LA FECHA LÍMITE Y LA PROCRASTINACIÓN.
La fecha límite es una señal de la importancia y urgencia de la actividad a realizar, por lo que la gente interpreta a la fecha límite larga como permiso para retrasar la actividad. Uno podría pensar que al no tener fecha límite, la gente podría interpretarlo igual, pero en realidad la gente lo ve totalmente opuesto, como si le dijeras “¡Haz esto lo más pronto posible!”. La urgencia y la presión están implícitas.
Estas fueran las conclusiones a las que llegó un profesor de la Escuela de Negocios Macquarie, en Australia, junto con tres investigadores de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda, quienes invitaron a más de 3,000 personas a tomar una pequeña encuesta en línea, a cambio de una donación de 10 dólares para una caridad. A algunos participantes les dieron una fecha límite de tiempo de una semana, a otros de un mes, y a otros no les dieron ninguna fecha. Sorprendentemente, los miembros del último grupo entregaron más encuestas que los de los otros dos grupos, y más rápido también.
De acuerdo con el profesor Servátka, la fecha límite nos motiva a hacer cosas que de otra manera dejaríamos a un lado. Pero esa relación no es del todo clara. En teoría, la fecha límite más lejana nos da más tiempo para hacer la actividad, comúnmente la posponemos una y otra vez hasta que eventualmente nos olvidamos de ella.
¿Por qué procrastinamos?
La procrastinación viene de algo conocido como present bias o sesgo del presente. Esto consiste en pensar que el aquí y ahora es mucho más importante que el futuro, y el tiempo que hacer la actividad va a tomar es considerado como un “costo” menor en el futuro, así que la gente prefiere posponer las cosas. Claro que hay una enorme variedad de maneras en las que las personas responden a este sesgo. Algunas personas reconocen posibles problemas y prefieren hacer la actividad inmediatamente, o poner recordatorios para hacerlo. Otros asumen que podrán recordarlo por si mismos.
Si la tarea a realizar nos beneficia personalmente, podemos determinar su importancia nosotros, sin necesidad de una fecha límite establecida por alguien externo para mostrar su sentido de urgencia. Sin embargo, cuando la recompensa principal es para alguien más, la teoría económica dicta que somos menos propensos a priorizarla, volviendo la procrastinación un factor mayor.
Cuándo usar fecha límite
Es por esto por lo que la táctica de no usar fechas límite funciona mejor cuando se trata de tareas que benefician a alguien más, y que el sentido de urgencia está claramente implícito. Esto puede incluir actividades como voluntariados para apoyar a gente necesitada. Sin embargo, existen cosas que necesitan la fecha límite, o la gente no lo podrá priorizar correctamente. Todo es dependiente del contexto de la actividad y cómo se solicitará.
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